La entrada de hoy, en lugar de hablar de algo en lo que solemos fallar, habla de algo en lo que, incluso sin querer, solemos dar en el clavo. Se trata del uso de los verbos hojear y ojear.
Los empleamos mayoritariamente con el significado de 'pasar las hojas de un libro', y esa acepción la comparten ambos verbos, aunque uno tiene su origen en hoja y el otro en ojo. El único error que podemos cometer es decir que estamos hojeando algo, lo que sea, cuando ese algo no tiene hojas. Por ejemplo, no se pueden hojear los coches que hay en un aparcamiento, pero sí se pueden ojear.
Para nuestro beneficio, en la inmensa mayoría de los casos nos dará igual utilizar la forma con hache que la forma sin hache. Es decir, que le podremos echar una ojeada a lo que nos dé la gana, tenga hojas o no. Eso sí, solamente podremos hojear aquello que tenga hojas susceptibles de ser pasadas, es decir, páginas (para que quede claro que no vale esto para las hojas de los árboles).
http://lema.rae.es/drae/?val=hojear
http://lema.rae.es/drae/?val=ojear
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