El viandante caminaba por la acera y levantó la vista. Un rótulo de un centro de masajes anunciaba los males que allí se podían tratar: contracturas, tendinitis, dolor de cervicales… y, de repente, entre ciáticas y problemas de circulación, apareció la protagonista de hoy: *lumbaljías. El viandante casi cae de morros al pararse en seco para comprobar si había leído bien; y sí, lo había hecho. En aquel rótulo decía *lumbaljías.
La etimología ayuda. Algia viene del griego, significa 'dolor'. Todas las palabras de nuestro idioma terminadas en -algia se escriben por ello con -g. Si alguien conoce alguna que no, que nos lo diga, por favor (no es broma). Por tanto, se escribe lumbalgia, siempre lumbalgia, y no por venir de lumbago. Además, las dos vocales de su sílaba final forman diptongo. Nunca, pero nunca, *lumbalgía.
Y ya que estamos con males, podemos hablar también de palabras terminadas en -plejia. Plejia viene también del griego, significa 'parálisis'. Estas palabras tienen más dificultad, algunas de ellas alternan dos acentuaciones correctas: hemiplejia-hemiplejía, y otras no: apoplejía. Lo que es seguro es que nunca las debemos escribir con -g: *paraplegia, *apoplegia.
Nota: Recuerden los lectores que el símbolo * delante de una palabra significa que es incorrecta.
http://lema.rae.es/drae/?val=hemiplejia
http://lema.rae.es/drae/?val=lumbalgia
http://lema.rae.es/drae/?val=apoplej%C3%ADa
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